"Comer muertos es para el mexicano un verdadero placer, se considera la antropofagia de pan y azúcar. El fenómeno se asimila con respeto e ironía, se desafía a la muerte, se burlan de ella comiéndola". Este párrafo que José Luis Curiel Monteagudo menciona en su libro "Azucarados Afanes, Dulces y Panes" sintetiza el significado de uno de los elementos más importantes de esta tradición; El pan de muerto.
El origen de este pan, al igual que la tradición del día de muertos, se remonta a la época prehispánica, específicamente a los sacrificios humanos que se realizaban en esos tiempos. El ritual consistía en ofrecer una doncella a los dioses, se extraía su corazón y aun latiendo, éste se introducía en una olla con amaranto. Posteriormente, el corazón era mordido por quien encabezaba el rito en señal de ofrenda a los Dioses.
Durante la conquista, los españoles presenciaron el ritual y tras considerarlo violento, buscaron la manera de sustituirlo, por lo que crearon un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella. Así fue cómo surgió el pan de muerto.
Actualmente, el pan se realiza de forma circular para simbolizar el ciclo de la vida y la muerte del ser humano. Al centro, surge un círculo que representa el cráneo del difunto, las cuatro tiras en forma de cruz hacen alusión a los huesos del cuerpo y a las lágrimas derramadas por los que ya no están.
En algunos lugares, se dice también que las cuatro tiras colocadas en forma de cruz pueden simbolizar los cuatro puntos cardinales consagrados a los distintos dioses, Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoca.
Este elemento de la tradición, es un reflejo de la fusión entre dos mundos, el prehispánico y el español, entre la alegría de los pueblos mexicanos por festejar a la muerte y el tradicional uso del trigo en el mundo católico europeo.
En el 2003, la Unesco declaró el Día de Muertos como Patrimonio de la Humanidad.
Fan De México
Fotos: Erick J. Vidaña
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